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Matías Vieira
2001
Foto Analógica |
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RUTH
Gabriela Mistral
(Desolación)
I
Ruth
moabita a espigar va a las eras,
aunque no
tiene ni un campo mezquino.
Piensa que
es Dios dueño de las praderas
y que ella
espiga en un predio divino.
El sol
caldeo su espada acuchilla,
baña
terrible su dorso inclinado;
arde de
fiebre su leve mejilla,
y la fatiga
le rinde el costado.
Booz se ha
sentado en la parva abundosa.
El trigal
es una onda infinita,
desde la
sierra hasta donde él reposa,
que la
abundancia ha cegado el camino…
Y en la
onda de oro la Ruth moabita
Viene,
espigando, a encontrar su destino.
II
Booz miró a
Ruth, y a los recolectores.
Dijo:
“Dejad que recoja confiada”…
Y sonrieron
los espigadores,
viendo del
viejo la absorta mirada…
Eran sus
barbas dos sendas de flores,
su ojo
dulzura, reposo el semblante;
su voz
pasaba de alcor en alcores,
pero podía
dormir a un infante…
Ruth lo
miró de planta a la frente,
y fue sus
ojos saciados bajando,
como el que
bebe en inmensa corriente…
Al regresar
a la aldea, los mozos
que ella
encontró la miraron temblando.
Pero en su
sueño Booz fue su esposo…
III
Y aquella
noche el patriarca en la era
viendo los
astros que laten de anhelo,
recordó
aquello que a Abraham prometiera
Jehová: más
hijos que estrellas dio al cielo.
Y suspiró
por su lecho baldío,
rezó llorando,
e hizo sitio en la almohada
para la
que, como baja el rocío,
hacia él
vendría en la noche callada.
Ruth vio en
los astros los ojos con llanto
de Booz
llamándola, y estremecida,
dejó su
lecho, y se fue por el campo…
Dormía el
justo, hecho paz y belleza.
Ruth, más
callada que espiga vencida,
puso en el
pecho de Booz su cabeza.